UNA CLASE DIFERENTE.
El pasado viernes 5, en el seminario de Artes plásticas, comenzamos la clase dibujando una flor para la cual tuvimos tan solo cinco minutos, después de dibujarla nuestro profesor dibujo una en la pizarra, todas las flores eran muy parecidas; posteriormente teníamos que dibujar una casa, y ocurrió lo mismo que al dibujar la flor.
La expoliación de este ejercicio es que todos dibujamos lo que nos han enseñado cuando eramos pequeños y la imagen que nos enseñaron de una flor y de una casa era para todos más o menos igual.
Al acabar este ejercicio tuvimos que realizar otro mucho más curioso, este consistía en dibujar a una persona del sexo contrario (desnuda, y con todas sus partes), pero aquí viene lo curioso, teníamos que hacer el dibujo mirando hacia arriba para no ver lo que dibujabamos y trabajar a la vez que lo hacíamos con nuestra mano, también con nuestra mente. Este fue el resultado:
Por ultimo, hicimos una especie de jueguecillo, el juego del teléfono roto pero en lugar de hablar era dibujando. El juego consistía en que la primera persona de la fila, que en este caso fue Marina, dibujaba lo que Ángel le había dicho; yo, que era la segunda persona, tenía que dibujar lo que mismo que ella pero sin mirar directamente al papel, es decir, mirando con el espejo el dibujo y dibujando lo que se reflejaba en él; y así sucesivamente hasta el final de la fila. El resultado de nuestra fila, el primero y el ultimo, fue este:
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